29/12/11

El gigante

Durante la infancia me aterrorizaba pensar que la pedriza por sus caprichosas formas naturales era un  gigante durmiendo un sueño de gigantes maldecido por algún dios de la antigüedad como castigo por comerse vivas a las personas y animales pero que el día en que se acabara el maleficio despertaría para beberse el río porque con los años se le veía más polvoriento y más gris, seguro que despertaría casi deshidratado buscando agua desesperadamente y de camino, sembraría el terror por donde pasara.

Seguro que mi casa será una de las primeras que aplastará al intentar ponerse en pie porque queda muy cerca de su codo y después de tantos años no estará muy ágil que digamos.

Desde mi ventana veo bien dos cuevas en donde al abrigo del cierzo crecen unos espinos y yo me torturaba pensando que eran sus ojos de pestañas verde oscuro.

Prefería los días soleados y tranquilos para que el viento no zarandeara a su antojo los "párpados" del gigante, no sería justo porque si se despertaba, al viento no se lo podía comer y a las personas sí. El viento no tenía primos, amigos, padres, ni bicicleta para hacer carreras hasta la plaza.

Los días malos de viento fuerte me quedaba mirando la pedriza de aspecto temible cantando una nana bajito, bajito, casi con el pensamiento y observando atentamente aquellos ojos semicerrados...o semiabiertos.

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